Del mano a mano con Quico al mano a mano con Magic
En los años del pleno apogeo industrial y comercial de Rio Tercero, más precisamente en 1977 llegaba para instalarse en la ciudad la familia Milanesio.

Don Mario el padre de la familia había sido un gran basquetbolista, pero además fanático del deporte, por lo que había bautizado a su hijo menor Marcelo Gustavo en honor a dos grandes jugadores de su época, Marcelo Farías y Gustavo Chazarreta.
Siguiendo el mandato familiar, Marcelo y su hermano mayor Mario, habían comenzado a jugar basquetbol en su Hernando natal. Al llegar a Rio Tercero vivieron en una casa del primer piso en la Avenida San Martín al 170, como el club Sportivo 9 de Julio les quedaba a cuatro cuadras, decidieron comenzar a jugar en la institución “Patriota”. Tiempo después se mudaron a la calle Belisario Roldán al 1027, a dos cuadras del club Atlético Rio Tercero y así se convirtieron en pequeños “Piratas” de la esquina de Savio y Esperanza.

“La juntada” con los pibes del club para jugar al fútbol o tirar al aro ocupaba la mayor parte del día y eran sus máximas preocupaciones. Marcelo a pesar de “pintar” para ser también un gran futbolista, eligió el basquetbol como deporte principal. Como todo pibe le gustaba ganar y el equipo infantil del CART era uno de los más ganadores entre los equipos de la Asociación local y de la región; quizás esa fue la razón que apresuró su temprana elección.

Así fue como abrazó dos grandes amistades, la naranja por un lado y Mario “Quico” Pistelli por el otro, un compañero de ese equipo con quien pasaba largas horas tirando al aro en el club, o jugando interminables mano a mano en un improvisado tablero en el patio de la familia Pistelli en la calle Acuña; soñando y personificando los ídolos del momento.

escenario de interminables mano a mano.
El pibe seguía soñando y llegó la etapa del Secundario, Marcelo comenzó en la Escuela Superior de Comercio, pero la ENET N° 1 era el colegio que reunía a los mejores jugadores de básquetbol, y no le costó mucho cambiarse al “Industrial” solo para ganar los intercolegiales nacionales. La recordada revista “El Gráfico” realizó una nota de este logro estudiantil que tituló “Aprobaron el examen”. Luego aseguraba algo que los riotercerenses ya sabíamos “Milanesio va a ser ídolo del básquetbol argentino”.
En 1981 con apenas 16 años Marcelo debutaba en la Primera División del club Fabrica Militar y ganaba el Campeonato de la Asociación de Basquetbol de Rio Tercero rompiendo el dominio de 9 de Julio campeón de los torneos locales en los últimos 8 años.

Al año siguiente, con su llegada a Atenas de Córdoba comenzaría lo que todos ya conocemos, una brillante trayectoria hasta convertirse en una leyenda del Basquetbol Argentino y un icono de la Liga Nacional de Basquetbol.
Dicen que “cuando alguien desea algo de corazón el universo entero conspira para que lo logre”
Es muy posible que muchos de sus grandes logros, los moldeó y soñó desde muy niño, pero luego le agregó esfuerzo, dedicación y perseverancia para conseguirlos.

“Si puedes soñarlo puedes lograrlo” dice otro dicho, seguramente eso fue lo que pensó y sintió Marcelo, aquel día que volvió a ser un niño. Fue en el año 1997 en el Estadio de Mar del Plata colmado con 8000 personas, cuando tuvo la oportunidad de jugar un mano a mano exhibición frente a Earvin “Magic” Johnson, uno de los más grandes basquetbolistas de la historia. Durante los 6 minutos que duró el encuentro disfrutó como aquél niño soñador que personificaba a “Magic” enfrentando a su amigo “Quico”.
Cuando algunos jóvenes de hoy me preguntan porque asocias el éxito deportivo de Marcelo Milanesio a Rio Tercero, si nació en Hernando; yo les respondo: es imposible no hacerlo, es parte de las “Historias del Gen dominante”.

