Los 20 días más intensos en la vida de Oscar Galíndez

Aún vigente, Oscar Galíndez ha sido uno de los principales argumentos de Río Tercero para proclamarse como Capital Nacional del Deportista.

Entre tantos representantes que posicionaron a la ciudad, el triatleta cuenta con un hito que ya nadie le podrá disputar, haber sido el primero en conseguir un título mundial.

Fue en Cancún, México, allá por 1995, pero el logro deportivo es solo una parte de lo que rodeó al riotercerense en esos “20 días más intensos de su vida”, como él mismo describe.

Su premisa en el país azteca, era participar el 5 de noviembre de ese año en el Mundial de Duatlón y una semana después, hacer lo propio con el triatlón, “dos deportes que son primos, aunque hay especialistas para cada uno”, explica.

“Fue algo inédito porque nunca más se dio la posibilidad de lograr una gran fiesta del deporte con sus mejores exponentes en solo un lugar”, recuerda.

Pero una semana antes de viajar, al regreso de una competencia en Termas de Río Hondo, Santiago del Estero, acompañado por Lisa, su actual esposa y novia por ese entonces, sufrieron un importante accidente automovilístico. “Si bien salimos ilesos, el mundo se me desmoronó, pensé que se me había acabado el triatlón, pero con el apoyo motivacional de unos amigos, decidí ir igual a Cancún aunque con algo de atraso”, repasa.

A pesar de las circunstancias, Galindez no solo tuvo la oportunidad de demostrar su capacidad sino también todo su temple, consagrándose campeón mundial de duatlón. Aunque su principal objetivo era el triatlón y ésta prueba formaba parte de la preparación, en una 1 hora, 43 minutos y 14 segundos, recorrió los 10 kilómetros de pedestrismo, 40 de ciclismo y la corrida final de otros 5 kilómetros, para terminar con la supremacía europea en esa especialidad.

Como muchos recuerdan, apenas dos días antes, el 3 de noviembre de 1995 había ocurrido un episodio que quedó grabado a fuego en la memoria riotercerense: las explosiones en Fábrica Miliar.

“No lo viví tan intensamente porque estaba lejos y no había redes sociales, solo hubo unas comunicaciones telefónicas con mi familia para ver si estaban bien y eso me permitió enfocarme en la competencia. Recién a la semana siguiente, alguien me trajo fotos de la revista Gente, donde me cayó la ficha de lo que había pasado”, señaló.

Como si todo esto fuera poco, en medio de ese torbellino de emociones, se enteró que llegaría Thomas, su primer hijo, quien actualmente reside en Brasil y está dispuesto a seguir los pasos del padre en el triatlón.

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