El deporte como pieza fundamental de nuestras vidas
Dicen que la cuarentena nos puso más sentimentales a todos y dejó a la luz nuestro lado mas sensible, que muchas veces intentamos ocultar o evitar que salga. Algo de razón tiene y si miramos hacia adentro, los apasionados extrañamos esa chispa que nos enciende el deporte.
Se extrañan esas tardes interminables en el club, con amigos simulando ser un equipo de Copa Davis hasta que la falta de luz nos aleja del polvo de ladrillo. Nos hacen falta esas horas intentando imitar a nuestros máximos ídolos en el parquet de la cancha de básquet y erramos una bandeja abajo del aro. Necesitamos que llegue el fin de semana para decir “Hoy tengo un picado con la banda” . Llegaba la hora: pisábamos el césped creyéndonos Messi o que teníamos la velocidad del “Piojo” López, cuando en realidad no le hacíamos un gol a nadie.
Nos imaginamos ese tipo que sabía que la semana se cortaba con el partido con amigos de los miércoles a la noche y hoy tiene un vacío difícil de llenar. Necesitamos el “tercer tiempo” post deporte en el que compartíamos las mejores jugadas y nos tirábamos alguna chicana por cualquier situación particular que vivíamos en el juego. Todos estos momentos y muchos más se tornaron indispensable en nuestras vidas para sentirnos “completos” y hoy nos lamentamos porque no los podemos vivir.
Ni hablar de levantarnos sabiendo que juega el equipo del que somos hincha, o compite el deportista que tanto admiramos. Parece que la hora no llega más y no dejamos de pensar en otra cosa que no sea ese evento que nos tiene cautivados. Eso sí, cuando finaliza todos nos transformamos en analistas y opinamos como si fuéramos especialistas de la cátedra.
Muchas veces el resultado de ese evento dicta el ánimo con el que volvemos a encarar la vida, porque durante la competencia el tiempo parece detenerse. Si salimos victoriosos la sonrisa de oreja a oreja se hace imposible de ocultar, como la cara larga cuando la derrota parece habernos derrumbado.
Parece algo tan simple y común el deporte que no tomamos dimensión verdadera de lo que significa en nuestras vidas. Hoy, que no lo tenemos lo extrañamos como a tantas otras cosas, pero estamos cada vez más cerca de volver a disfrutarlo. Como dice la frase: “Todo Pasa y esto también lo hará”, solo es cuestión de tiempo para que estemos de nuevo encarrilados detrás de la pasión que tanto nos moviliza.