Se fue un maestro del boxeo: José «Poroto» Arco
«Se nos fue un grande, se nos fue un padre, se nos fue un ser único». Con esta frase difundida en las redes sociales, el ambiente del boxeo riotercerense despidió a José «Poroto» Arco, uno de los entrenadores más importantes que dio este deporte a nivel local.
Walter Torres, uno de los grandes pugilistas que tuvo la ciudad, es palabra autorizada para referirse a esta personalidad del deporte, fallecida el pasado fin de semana, ya que fue su pupilo entre 1984 y 1987, período en el que resultó campeón provincial y alcanzó las semifinales de un preolímpico desarrollado en Buenos Aires.
«Lo conocí con 17 años en mi primera pelea internacional en Paraguay y a la mitad de mi carrera me fui a trabajar con él y empecé a descubrir una persona extraordinaria que tomé como un padre, alguien incondicional que te cuidaba como un hijo aunque también así te retaba y te decía las cosas de frente», recuerda Torres.
Quien también fuera boxeador en la década del 40´ y empleado ferroviario, tuvo muchos boxeadores a su cargo, durante una época dorada de este deporte en Río Tercero, cuando casi todos los barrios tenían algún representante que se calzara los guantes; Rubén Pasero, Alberto Castillo, Ángel Colmenares, por nombrar algunos.
«Él no ganaba nada, no era como algunos entrenadores de hoy en día que le interesa más la plata que el boxeo. Sacaba plata de su bolsillo para ayudar a que sus boxeadores pudieran viajar a entrenar, ponía su casa, tenía una dedicación increíble», agrega Walter.
Arco era además un masajista y esos conocimientos lo llevaron a trascender el boxeo, actuando también en varios equipos de fútbol de la región, e incluso, atendiendo a personas que venían de diferentes puntos del país a buscar sus servicios de «huesero», como se lo conocía popularmente.