Historias del Gen Dominante

Evolución de la Capital Nacional del Deportista: Capítulo 6

Para finales de la década del ´20, los riotercerenses ya tenían tres deportes para practicar y compartir: el fútbol, el tenis y el boxeo. Pero comenzando la década del ’30, aparecieron dos nuevas actividades que también atraían la atención de los 3.000 habitantes de Río Tercero; el automovilismo y el basquetbol.

Los comienzos del Automovilismo

El primer coche de carrera del pueblo lo tuvo Luis Lavaselli, dueño de la primera agencia Ford. La novedosa máquina deportiva fue bautizada como “El Pájaro Azul” y se convirtió más en un vehículo de admiración que de carrera, debido a que por entonces no había con quien competir en la zona.

El Pájaro Azul, primer automóvil de carrera

Si bien el automóvil era un lujo que muy pocos tenían y menos aún para un uso deportivo, Río Tercero no tardó en contar con su primer gran piloto, que nos representó en distintos circuitos de la provincia y el país. Este bohemio romántico de los “fierros” se llamaba Francisco Massini y en el pueblo todos lo conocían simplemente como “La Bestia”, por su valentía y forma de conducir. Su nombre está ligado a las mejores páginas del deporte local.

Massini tenía como preparadores en un principio a Arturo Messi y Celindo Díaz, luego también colaboró José Suppo. El apoyo económico, siempre tan necesario, provenía principalmente de Arturo José Piatini, Justo J. Magnasco y “Goyo” Ortiz, de la “Estancia El Salto”.

Mucha gente del pueblo, especialmente chicos y jóvenes, solía pasar horas en la casa de los Massini, en calle Las Heras, viendo como preparaban el Chevrolet de “La Bestia”, que competía en la categoría Fuerza Limitada, donde tomaban parte automóviles Ford T, Chevrolet, Rugby y Gray hasta modelos 1927.

Dicen que Francisco Massini fue Campeón Argentino de esta categoría en el año 1936, dato del cual no hay registros y quedará en el imaginario de las grandes hazañas deportivas riotercerenses. 

Llega el basquetbol, el deporte que identificó a la ciudad

En el año 1933 el presidente del club Sportivo 9 de Julio, Arturo José Piattini, buscando ofrecer nuevas propuestas deportivas para los riotercerenses, tomó la decisión de incorporar a la práctica de la institución, una disciplina que comenzaba a ser cada vez más conocida en el país: el básquetbol.

Con el empuje e iniciativa de don Antonio Villariño, más el apoyo de muchos simpatizantes “patriotas”, entre los que se pueden mencionar a don Pedro Cavestri, se construye la primera cancha de básquetbol donde antes se había practicado tenis, aprovechando el piso de ladrillo apisonado. Esa cancha estaba ubicada en la actual calle Intendente Magnasco al 58, entre la Avenida San Martín y  General Paz, terreno que pertenecía a Francisco De Buono. 

El primer equipo de varones estaba compuesto por Mateo Canavesio, Pablo Donna, Ricardo Moriondo, Antonio De Buono, Segundo Brizuela, Dante Osta, Gagliardi y Alfredo Biodi.

En aquellos años se jugaba solamente en verano, con pelotas de cuero número seis que al poco tiempo de usarse se dilataban resultando un poco más grandes aún.

Después de tres años, la cancha se trasladó a un terreno ubicado en la esquina de las actuales calles Alberdi y Libertad.

Pronto, el club Atlético también formaría su escuadra que junto a otros equipos de la zona participarían en torneos relámpagos. El básquetbol había brotado como una planta tímida al lado del fútbol, deporte ya arraigado totalmente en la población.

Crece el deporte Femenino

En 1936 Adolf Hitler organizó los Juegos Olímpicos de Berlín. La delegación argentina presentó 51 deportistas y por primera vez incluyó a una mujer, la nadadora Jeannette Campbell, quien ganaría la medalla de Plata en 100 metros libre.

El deporte argentino seguía creciendo y comenzaban a destacarse algunas mujeres que alcanzaban un buen nivel competitivo.

Mientras esto sucedía en el deporte a nivel nacional, Río Tercero tenía muy pocas mujeres deportistas debido a que tanto el Atlético Rio Tercero como el Sportivo 9 Julio, habían nacido como clubes de fútbol y solo existía un reducido grupo de tenistas en el Lawn Tenis local.

Sin embargo, el logro alcanzado por la primera atleta olímpica del país y la llegada del básquetbol al pueblo generaron un entusiasmo que ocasionó un crecimiento del deporte femenino.

En abril de 1936, las mujeres se incorporaron definitivamente a la vida deportiva local cuando quedó formado el primer equipo femenino de básquetbol que también representaría a 9 de Julio. El mismo estaba integrado por Ema Guala, Anita Bazán, María Fenoglio, Teresa Bongioanni, Nelly Cantú, Amanda Loza, Ñata Suppo, Felisa Mercado, Cora Amuchástegui, Ligia Cantú, Haydee Gagliardi y Anita de Osta, quienes se convirtieron en las primeras basquetbolistas del pueblo y dieron el gran impulso al deporte femenino de Rio Tercero.

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