Historias del Gen Dominante

Evolución de la Capital Nacional del Deportista: Capítulo 7

Años de la expansión deportiva

La década del ’40 riotercerense puede ser considerada como la del comienzo del vertiginoso crecimiento deportivo, que la llevó a convertirse en “Capital Nacional del Deportista”.   

Este crecimiento tuvo que ver con el acelerado aumento demográfico que manifestó la ciudad entre 1940 y 1950, años en los que pasó de 3.500 habitantes a 14.000, producto de la gran cantidad de familias, que de todo el país que llegaban a Río Tercero para sumarse como operarios de la Fábrica Militar y a la actividad económica de la ciudad. El aluvión de nuevos vecinos llegados de distintos puntos del país, utilizó la práctica deportiva como forma de integrarse a la comunidad y tener un sentido de pertenencia en ella. Al no compartir una identidad arraigada en raíces históricas comunes, el deporte fue un medio para sociabilizar.

A los clubes ya existentes, como el Atlético Río Tercero, el Sportivo 9 de Julio y el Lawn Tenis Rio Tercero, se le suman en 1944 el club de los nuevos vecinos el “Casino General de la Guarnición”, que en poco tiempo se convirtió en un modelo de institución deportiva.

También, con el rápido paso de pueblo a ciudad, aparecen en esta década las primeras manifestaciones del deporte barrial y del deporte para niños.

Con todo el entusiasmo y el deseo de hacer grande su propio espacio deportivo los trabajadores de Fábrica Militar inauguraron la en 1947, la pista de atletismo, sobre un predio de 2000 metros donde ya funcionaba un circuito para carreras de autos y motos. Como todo lo realizado por el club Casino, con el apoyo de la fábrica y la comunidad, la pista se convirtió en una de las mejores de la provincia con dimensiones olímpicas. Y así, en esta década, otra disciplina deportiva formalmente organizada aparecía: el atletismo, que de la mano de don Marciano Melo pasó a ser una de las actividades más practicadas. Desde entonces, esta disciplina con sus importantes logros engrandeció la historia deportiva de la ciudad.

Finalizando la década del ’40, Río Tercero disfrutaba de la gran actividad del fútbol, tenis, boxeo, automovilismo, ciclismo y atletismo.

Las carreras de motocicletas en la pista de Casino,un clásico que perduró por muchos años.

Los clubes crecían en obras y todos tenían su pista de baile con piso de baldosa que servía también como cancha de básquetbol, deporte que era común a todas las instituciones. Es entonces que, con cuatro equipos locales, más algunos de localidades vecinas, se oficializó en 1949 la Asociación de Básquetbol Río Tercero. El dato curioso es que Río Tercero pasó a ser la única localidad del país en oficializar la organización del basquetbol, antes que el fútbol. No hay registros en todas las ciudades del país que primero se haya formado una Asociación de Basquetbol antes que una Liga de Fútbol. Quizás aquí reside el motivo por el cual, el basquetbol es el deporte que más identifica a la ciudad y que Casino y 9 de Julio fueran pioneros de la Liga Nacional.  

Equipo de Sp. 9 de Julio en los ’40. Fernando Crosetto -Hugo Crosetto-Hector Carle-Anibal Papini-Raúl Montenegro-Julio Reyna
Lawn Tenis Club Rio 3 del ’45. Maqueda-Bellardi-Callejas-Rossi-Ferrín-Barrionuevo-Sessarego-Montenegro-Murussi-Rodriguez
Un equipo de Casino de aquellos años. Al centro el legendario Rubén “Cachuzo” Ferrin

Con la organización de grandes eventos deportivos y la nutrida actividad que tenían las distintas disciplinas, Río Tercero comienza en la década del ’40 a ser reconocida como una “Ciudad Deportiva”. 

Comienzos del deporte barrial

Desde la llegada de Fábrica Militar los hechos más importantes del pueblo  pasaban por el crecimiento industrial, poblacional, urbanístico y la gran cantidad de disciplinas deportivas que comenzaron a practicarse.

          Por el camino del progreso el pueblo se encaminaba a convertirse en ciudad, los  clubes y sus deportes seguían avanzando. La ciudad que estaba surgiendo se iba agrupando en barrios.

          El fútbol seguía ocupando un lugar de privilegio, y las canchas de los campitos de barrio, comenzaron a ser ocupadas en los momentos libres de partidos, por aficionados a un nuevo deporte que comenzaba a tener muchos adherentes, las bochas.

          En todos los barrios, existían terrenos baldíos que con gran facilidad se convertían en espacios para la práctica del fútbol y las bochas.

          Este fue el principio de una nueva actividad deportiva, pero la historia de las rayadas y las lisas comenzó pronto a desarrollarse a nivel institucional.

          Para finales de esta década Atlético, 9 de julio y Casino, los llamados “clubes  grandes” del momento, ya tenían sus canchas y los bochófilos eran los nuevos deportistas de Rio Tercero. Sin embargo en sus inicios, la combinación de estos dos deportes, practicados en un mismo espacio y en forma masiva  dan comienzo al desarrollo del deporte barrial; pequeños clubes de barrio comenzaban a fundarse motivados por esta práctica deportiva informal. 

          En 1949 un entusiasta grupo de futbolistas y bochófilos ferroviarios funda en el barrio Norte una nueva institución, el Club Sportivo Central Norte. Su primer presidente fue Juan Boffa, su gente estaba integrada por hombres de trabajo, con deseos de contribuir al progreso y el entretenimiento, por eso además de un campo de juego, también tenían una pista de baile que atraía la atención de toda la barriada los sábados y domingos.

          Con el tiempo  se llegó a practicar basquetbol masculino y femenino, además de boxeo. Sus instalaciones estaban ubicadas en la manzana de las calles Liniers, Zorrilla de San Martín, Las Carabelas y Avenida Pio X.

          Después de más de una década, la institución desapareció, pero algunos de sus adherentes se organizaron en lo que se conoció como el club Ferroviario, ubicado en un terrerno lindante a la estación de trenes. Allí se jugaba al fútbol y las bochas.  

          Años más tarde la mayoría de sus bochófilos se mudaron a un terreno de la calle San Agustín 246, cerca del colegio Jesús María y José, y formalizaron la institución con el nombre de Deportivo y Social Central Norte, club que actualmente existe y obtuvo su personería jurídica el 26 de marzo 1986.

          Por esa época otro barrio también fundaba su club: “Atlético Las Flores” al fútbol y las bochas le sumaba el ciclismo.

          Entre 1946 y 1947, un grupo de amigos funda, el club Almirante Brown, su cancha era un baldío ubicado entre las calles Primera Junta y Constitución. Su presidente Tisera era el panadero del barrio. El club, se encontraba en un sector de Rio Tercero donde existía un nuevo loteo cuyo propietario era Don Manuel Castagnino. Entonces un grupo de vecinos adherentes al club van a solicitarle, su colaboración para seguir creciendo.  Don Manuel aportó 50 pesos y su hermano mellizo otros 30 pesos, un monto importante para aquellos años.

          En agradecimiento a este gesto, el 25 de mayo de 1950 el club se reinaugura con el nombre de “Sportivo Castagnino”. La cancha cambio de baldío y pasó al triangulo frente al tanque de agua de la Cooperativa, enmarcado por las calles Esperanza, Maipú y Mitre. Años más tarde el club pasó a llamarse Deportivo y Cultural 25 de Mayo y fue protagonista de nuestra rica historia deportiva.

Podemos decir que estas fueron las primeras instituciones barriales, alentando a que años después se fundaran el Central Argentino en barrio Escuela, o el Club Vecinos Unidos en el mismo barrio Castagnino.

Un equipo de 1ra División del Deportivo y Cultural 25 de Mayo.

 FUENTE: Libro “Nuestro Gen Dominante”, de Marcelo Calderón

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