Facu Dellavalle, el chico del milagro que se ganó una segunda oportunidad
Hace poco menos de dos años, Facundo Dellavalle volvió de una salida con amigos en Tancacha, su ciudad natal, a 125 km de Córdoba capital. Al acostarse en la casa de su tío y tener frío prendió el calefactor y se durmió. Sin embargo, él no sabía que funcionaba mal e inhaló monóxido de carbono. Fue encontrado a las 11 de la mañana del día siguiente ya inconsciente y estuvo en coma durante una semana así.
Todos los días, por la mañana, la llamaban a Mónica, su mamá y quien lo encontró, para darle el parte diario. Hasta el domingo 27, Facu no había reaccionado. Ese día, los doctores le dijeron a Mónica que le había sacado la sedación y que Facu no había respondido. Era una mala señal. Quizá por eso, le permitieron ir a verlo con el papá de Facu, Ariel.
Mónica, destrozada, le puso en su teléfono un tema de Calle 13 que su primo le había dicho que le gustaba mucho a Facu: Muerte en Hawaii. De golpe, vio que Facu había movido las pestañas. “Ariel, ¿yo estoy loca o Facu movió las pestañas?”, le dijo al papá. Él había visto lo mismo. Mónica siguió haciéndole escuchar mensajes de amigos y se fue a su casa.
El lunes 28 a la mañana, cuando la llamaron para darle el parte, le dijeron lo que nadie imaginaba: el milagro había ocurrido y Facu había despertado.
“Recuerdo despertarme después de haber soñado todos mis sueños dentro de un solo viaje, estar acostado y ver a mis padres juntos sonriendo (ellos están separados hace bastante ya), aprender a caminar, el no poder comer en los primeros 25 días, fue todo líquido lo que consumía, el tener 3 sondas en mi cuerpo una por la boca, otra por la nariz y otra abajo para poder orinar, aunque en los primeros 40 días el no poder hacer mis necesidades correctamente fue todo un tema ya que mi cuerpo no respondía de la manera correcta y más situaciones”.
Después de haber despertado, toda la atención se dirigió a la recuperación:“La recuperación fue más rápida de la que se imaginaba, después de pasar 10 días en coma y contradecir cualquier pronóstico que eran todos muy malos, de hecho, no me daban posibilidad de vida (están los audios), cuando desperté pude recuperarme y seguir al pie de la letra lo que me decían las personas que sabían y tenían la información para poder recuperarme lo antes posible”.
Su familia y, en especial Mónica, fueron los que lo empujaron a mejorar: “Mi familia lo fue todo. ¡Más que nada mi madre que es la persona que más amo en mi vida y que quiero darle el mejor futuro ya que ella se esforzó para darme todo al igual que mi padre! ¡Ella fue quien me salvo la vida, fue quien me encontró y estuvo en todo momento a mi lado al igual que mi padre y mi madrina! Mención especial para ella que fue quien movió todos sus contactos para que en época de pandemia pudiera encontrar una cama y para que de esa manera pudiera recuperarme de la manera correcta, lo único que puedo decir es gracias, ¡de todo corazón! ¡Porque gracias a ellos van a ver a un Facundo Dellavalle cumpliendo sus sueños y dándole una mejor vida a los suyos!”.
Luego de esta situación el básquet quedó atrás, aunque lo dejó con un gran recuerdo, con pasos por Instituto de Córdoba, 9 de Julio de Río Tercero y Salta Basket, su último club: “Hoy en día el básquet ocupado un recuerdo muy lindo dentro de mí, ya que salir de un pueblo de 5.000 habitantes y poder inspirar a otra persona que todo es posible y poder debutar en una de las dos mejores ligas de Latinoamérica si no es la mejor pega en el palo a los 18 años, fue todo muy lindo! ¡Poder inspirar a las personas que cuando uno tiene un deseo ardiente de lograr lo que tanto anhela, lo puede crear y así lograr su objetivo o su sueño! Fue sinónimo de esfuerzo, constancia, hambre de querer llegar, dedicación, creencia, ¡y más que todo obsesión de lograrlo!”.
A poco más de dos años después de este momento, Facundo se encuentra en la plenitud de su vida, aun cuando hasta los doctores no esperaban absolutamente nada de esto.
“Al día de hoy estoy pasando mi mejor momento ya que tengo la oportunidad de contar con el vehículo correcto y la claridad para cumplir los sueños de toda mi vida, y ayudar a una gran cantidad de personas a que también puedan lograrlo. Hoy por hoy trabajo para una empresa de Estados Unidos que tiene una aplicación que paga muy bien $600/$1000/$2000 y más dólares al mes” explicó el propio joven.
Facu se ganó una segunda oportunidad y ahora solo sus sueños serán el techo de todo lo que quiera lograr.
Fuente: Básquet Plus