“Lobito” Fernández a corazón abierto: “Sentí que estaba enojado con el básquet”
Juan Manuel Fernández siempre fue uno de esos jugadores que daba gusto ver en una cancha. Y desde ese talento edificó una carrera que incluyó la NCAA, Europa y la Selección Argentina. Sin embargo, en enero del 2022 decidió retirarse ante la sorpresa de muchos. Ahora, a un año de esa decisión, abrió su corazón y reflexionó sobre todo lo que lo llevó a eso.
A poco más de un año de tu retiro, ¿cómo es tu actualidad?
-Fue sorpresivo para la mayoría de las personas. Quizás el círculo más íntimo ya se veía venir algo hace un tiempito. Estoy bien, siento que fue una decisión que era necesaria y hoy siento que refuerzo la idea de su momento que era necesario para mí. Pasó por un deber de aceptar lo que me estaba pasando, que simplemente mi carrera no me motivaba y me quitaba más de lo que me daba. La estiré por mucho tiempo, sobre todo porque no me era fácil aceptar la idea de que algo que me había dado tanto como el básquet me dejara de llenar. Pero mis prioridades cambiaron, mis motivaciones cambiaron, y cuando logré verlo y aceptarlo fue el momento donde tomé la decisión y hoy te digo que mi intuición era la correcta. No tuve ningún indicio ni nada que me motive a volver, y lo que encontré después del básquet, si bien está lleno de incertidumbre y todavía estoy en un proceso de búsqueda y de estabilidad, estoy en un lugar mental muchísimo mejor que lo que estaba hace un año.
¿Te costó hacer ese luto de dejar el básquet o directamente lo dejaste y listo?
-Tuve un tiempo de negación a lo que era el básquet, no quería ni mirarlo por la tele ni hablar de básquet ni nada, y eso me duró tres o cuatro meses. Después poco a poco lo empecé a asimilar y tuve varios altibajos, sobre todo los primeros seis o siete meses después de dejar. Trabajé con un psicólogo deportivo que me había ayudado también durante mi carrera, y él me hizo entender de tomarlo como un luto. No se me había ocurrido pensarlo así porque obviamente el luto lo llevaba más por la pérdida personal de alguien querido y no de una carrera o un trabajo. Pero las sensaciones eran similares, había momentos que estaba bien y momentos que por ahí me agarraba el bajón, y hasta que lo supe entender de esa manera y darme el tiempo y la paciencia de asimilar que era algo que ya no estaba más en mi vida y que había sido parte de mi rutina por más de 20 años fue difícil. Pero siempre hay un periodo de aceptación que es duro, y hasta que uno no lo pasa y lleva a su manera, es como que no se puede dar el paso siguiente que viene. Hoy por suerte estoy mucho más asentado, encontré algo que me gusta y me mantiene ocupado, pero ya me van dando ganas de por ahí ir a jugar un picado con mis amigos, ya cuando me invitan digo que sí, entonces es como que el básquet va a ser parte de mi vida, pero probablemente no como lo era hasta que me retiré.
¿Qué es lo que estás haciendo actualmente?
-Lo que estoy haciendo es coaching, pero no deportivo. Es una certificación de life coaching, pero cada uno encara qué tipo de coaching quiere hacer. Es una práctica y una industria que va creciendo, sobre todo en Estados Unidos. Hay ejecutivo, de liderazgo, y me quiero centrar sobre todo en las transiciones y los cambios de carrera y de vida, sobre todo centrarme inicialmente en el deporte, a navegar cambios grandes de sus vidas como los que pasé yo. Fue una buena idea como intención mía de usar esos desafíos y lo que me tocó vivir en servicio de ese desafío, para ayudar a alguien a navegar esos cambios mejor de lo que lo hice yo. Cuando me topé con el coaching y esta certificación es como que esa idea ya la venía barajando y esto me dio como una serie de herramientas tangibles y prácticas para empezar a darle forma a esa idea. Más me fui metiendo y más me gustó, ahora estoy trabajando con algunos clientes y terminando la certificación y es algo que me gusta y me apasiona. Es algo que buscaba cuando terminé de jugar, se me había apagado el fuego ese que me llevó a jugar tantos años y quería encontrar algo que me motivara a levantarme otra vez con ganas y energía de encarar algo que me llenara, y lo encontré con esto.
¿El paso por la Universidad en Estados Unidos te sirvió para tener herramientas ahora ya retirado?
-Seguramente. Es algo que he hablado mucho con mi esposa, a quien conocí en la universidad. Por un periodo después de jugar nos metimos en el mundo corporativo y duró poco mi experiencia ahí, pero pude experimentar muchas cosas y me doy cuenta que lo a mi me enseñó la universidad, más allá de las enseñanzas teóricas del tema de periodismo y las clases que tomé, me enseñó a manejarme y me dio una disciplina de decir bueno, lo que demuestra que me haya podido graduar es que puedo seguir un programa, acatar algunas órdenes de los profesores, organizarme para jugar y estudiar al mismo tiempo. Todas esas habilidades que le llaman quizás habilidades humanas dentro de lo que es la productividad y la organización, creo que en eso me ayudó la universidad y también en empezar a descubrir otras cosas que me gustaban dentro de lo que era el básquet. La verdad es que yo, también influenciado por mi familia de manera subconsciente tiré siempre para el deporte y la universidad me abrió la cabeza un poco en ese sentido. Ahí descubrí la escritura y cuánto me gustaba, junto con otras cosas que fui descubriendo cuando me fui a Europa a jugar profesionalmente y que hoy noto que hacen la diferencia a la hora de buscar mi camino, de hecho la hicieron. Yo me encontré, sin saberlo, más preparado de lo que imaginaba para encarar ciertos desafíos o ciertas cosas para diferentes industrias fuera del deporte, que es algo que veo en los que dejan de jugar. Le pasó a mi viejo también, y es el pensamiento de ‘yo jugué a la pelota toda mi vida, ¿qué más se hacer aparte de esto?’. Y la realidad es que el deporte te prepara mucho más de lo que uno se da cuenta jugando, en términos de trabajo en equipo, de cómo relacionarte con las personas, de liderazgo y demás, y también las presiones de jugar enfrente de mucha gente y tener que estar siempre al máximo de tu performance porque estás siendo siempre evaluado. A mí, más allá de lo que me dio el básquet, sumado a lo que aprendí en la universidad, me encontré con una grata sorpresa que me ayudó mucho en esta transición.
¿Tomaste dimensión en este tiempo de lo que fue tu carrera?
-No individualmente, si me lo hacen ver otras personas. Por ahí excompañeros con los que hablo de vez en cuando. Es como que ellos me hacen tomar un poco de perspectiva. También la realidad es que no me permití pensar en lo que fue mi carrera, quizás en búsqueda de hacer el duelo más rápido. Pero ahora últimamente me pasa que si veo fotos o videos de cuando jugaba, por ahí me quedo a verlo más tiempo de lo que me quedaba antes, y eso es como que de alguna manera empiezo a sentirme orgulloso de lo que hice con el básquet, que es algo que no me permití quizás al principio por cómo terminó. Yo no me imaginaba terminar así mi carrera y otra vez el periodo de aceptación, de decir que hubo cosas que pasaron que no pude controlar, y que se haya dado así no está ni bien ni mal, es lo que fue. Hay que aceptar eso y mirar las cosas desde otra perspectiva y es lo que estoy tratando de hacer ahora.
En ese sentido, ¿te sentiste dolido con el deporte?
-Los últimos tres meses antes de tomar la decisión de retirarme fueron quizás los más duros de mi vida en general en lo individual. Si viví cosas de chico familiares que fueron duras, pero algo así tan personal y propio, esos tres meses llegando a enero de 2022 fueron difíciles. Llegaba a entrenar muy bajón, casi llorando en el auto, los partidos no me motivaban. Es como que todo lo que llevó ahí, hoy me doy cuenta que fue necesario, en su momento no lo lograba ver así. Tuve un periodo inicial, sobre todo llegando a enero que me agarró un poco de bronca con el básquet, y me dolió porque sentí que no quería terminarlo así, de hecho la estiré un poco porque pensaba que mi emotividad estaba en un nivel muy alto, no quiero tomar una decisión apresurada. No pasaba por ahí, pasaba por otro lado, pero sentí por un momento que estaba enojado con el básquet, y no fue lindo porque no me la quería agarrar con algo que me había dado tanto. Pero apenas me retiré y dejé, esa sensación de bronca y enojo la dejé un poco atrás y me forcé un poco a entender que no era el básquet el problema, sino que eran cosas que venían acarreadas a través del básquet. Parte de no querer mirar básquet fue por esa sensación de desilusión y bronca.
Lo dejaste de ver como un juego y lo viste como un trabajo.
-De manera subconsciente lo dejé de ver como un juego muchísimo tiempo atrás. Es más, si me atrevo a decirlo sin estar cien por ciento seguro, desde los 15 o 16 años lo dejé de ver como un juego y una diversión. Para mi pasó a ser, por espejo y reflejo de mi familia, algo a través de lo cual yo podía generar una buena fuente de ingreso, tener mi familia joven y armar mi futuro como de hecho lo hice y era mi objetivo, y es algo a lo cual le debo muchísimo al básquet, como muchas de las cosas que me pasaron y tengo en mi vida. No me di cuenta de eso hasta llegado el momento a donde tomé la decisión de retirarme, que yo dejé de divertirme muy temprano, quizás quemé etapas muy temprano, todo esto pensándolo ahora, en su momento no me di cuenta. Por eso ahora hincho con mis hijos, ellos hacen sus deportes y es como que me toca muy adentro cuando los veo llorar por perder un partido en entrenamiento, o por no meter un gol o perder una competencia, y a mí eso ya me toca el doble por lo que pasé, y mi objetivo principal es que no quemen las etapas, que hay momentos para otros. Es una reflexión difícil, porque encarar la carrera de esta manera me llevó a lograr lo que logré y jugar donde jugué, y eso no lo doy por descontado. Pero yo siento que no logré tener un equilibrio entre las dos cosas.
¿Fue un momento puntual donde dijiste ‘dejo acá’ o fue un proceso largo?
-Fue un proceso largo, muchos altibajos. Pero la gota que rebalsó el vaso, si me pongo a pensar en algo, el último mes antes de dejar, la alerta más grande fue que me quería lesionar. Mi cabeza empezó a pensar que era mejor que me lesione para no tener que entrenar y jugar, y eso ya me asustó. Puede ser que algunas cosas no te gusten o el cien por ciento de las cosas que hacés en un trabajo no te gusten, pero cuando lo que no te gusta pasa a ser mucho más de lo que te llena, eso me llevó al pensamiento de querer doblarme un tobillo o romper algo. Y ahí dije que esto era algo más que un malestar normal, y ahí es como que, ayudado por mi entorno, porque la iniciativa no la tomé yo, sino que fue mi esposa la que se tomó la libertad de llamar a mi agente y decirle lo que me pasaba. Y fue mi agente que me llamó y hablándolo con él me decidí a tomar la decisión, porque sino no se si la tomaba solo. Eso es lo que trato de hacerles entender a gente atleta o que se encuentran en situaciones similares. Lo que más me ayudó fue abrirme, no cerrarme, y son situaciones que tendemos a aislarnos y en realidad es lo opuesto a lo que te ayuda a salir. Pero eso no significa retirarse, para mi fue eso, pero fue empezar a buscarle la vuelta de otra manera, y es muy difícil solos. Esa es una de las cosas que aprendí en ese momento.
¿Y cómo hacías para jugar? Porque eras una parte importante de Trieste y por lo que decís la pasabas muy mal.
-Era raro. De hecho, lo hablé con algunos de mis compañeros y ya son varios los que me dicen ‘Juan no nos dimos cuenta’, y es que de alguna manera lograba esconder, por ahí aislándome. Pro ahí llegaba a una práctica y no hablaba con nadie, me tomaba mi tiempo por demás para salir a la cancha y entrar en calor, aislándome un poco lograba no tocar el tema. Y cuando empezaba a jugar se notaba en mi nivel de juego, porque mentalmente no estaba bien, pero se atribuía todo a un periodo de Covid, que nos testeaban toda la semana, entonces siempre usaba esas excusas de no sentirme bien o cansado para que la conversación virara hacia un problema físico o de energía y no de lo que me pasaba mentalmente, y esa fue una manera de esconder lo que me pasaba. Quizás no era lo mejor, quizás abriéndome antes hubiese podido aceptar esa ayuda que llegó post retiro, de parte de todas estas personas que estaba en el día a día y su apoyo, pero fue la manera que encontré de usar como escudo para protegerme un poco, porque es difícil abrirte y mostrarte vulnerable completamente como por ahí lo hice en un momento de tanta dificultad, pero fue todo a su tiempo y cuando sentí que estaba preparado.
El hecho de ser cerrados y demás es normal en un deportista profesional por tener que estar siempre a tope, alertas, siempre teniendo que estar preparados para rendir. ¿Te parece que antes faltaba y ahora se está teniendo en cuenta lo mental?
-Si, es algo que decía antes y ahora lo refuerzo con todo lo que me pasó. Para mi lo mental es 95% de tu forma, así de alto lo pongo, y el 5% de talento y habilidades que tengas. Estoy convencido que el mejor jugador del mundo, si no está bien mentalmente, ese talento y habilidades no salen. Es como que jugás encadenado o bloqueado. Entonces si tu cabeza no está bien es como que no podés aprovechar todo el talento o las habilidades que tenés. También tiene que ver mucho con la confianza, y yo lo viví de primera mano durante mi carrera, en los momentos que yo estaba con mi cabeza liberada era otro jugador. Si entiendo que es un tema que se está hablando mucho más que hace unos años. En la NBA está muy inculcado y muy protegido el tema, de hecho los jugadores que acusan problemas de salud mental pueden estar en la lista de lesionados como si se hubiesen doblado un tobillo. También algunos equipos incluyeron en sus staff life coaching y gente que se encargan de esta parte. Como que se empieza a ver al atleta de una manera más completa y no solo que tiene que responder en la cancha y demás. Por eso también mi idea de meterme en esto, veo que hay una necesidad y potencial de poder ayudar y hacer algo positivo. Para mi es un proceso de constante aprendizaje y crecimiento, y esa es la parte que me gusta de disfrutar un proceso, no solo el resultado.
Por último, ¿Qué te devolvió el retiro?
-Me devolvió tiempo con mis hijos, con mi familia. La realidad es que la idea a futuro, cuando pase el proceso de documentación para estar acá en Estados Unidos, la idea de mudarnos a Florida, donde estamos ahora, es tener una conexión más directa con Argentina y visitar a mi familia más seguido. El cambio de prioridad que hablaba antes fue eso, es como que queríamos, mi mujer y yo, era estar más cerca y aprovechar más el tiempo juntos. La principal cosa que gané es tiempo con la gente que quiero, y paz mental de aceptar que lo que pasó está bien y dejar por ahí el qué dirán y hacer algo que me está haciendo bien a mí, y hoy estoy viviendo mucho más serenamente de lo que estaba hace un año. Eso es lo que me hace seguir y me deja tranquilo.
Fuente: Básquet Plus