Ivanna Madruga: la mujer de fina ropa blanca
En los tiempos en que Guillermo Vilas y José Luis Clerc eran grandes estrellas del mundo del tenis, Argentina también contaba con una raqueta femenina entre las figuras destacadas de este deporte y era riotercerense. Ivanna Madruga animó en esos años el circuito internacional de tenis con notables actuaciones en los torneos más importantes.
Ivanna María nació un 27 de enero de 1961 en una familia que respiraba tenis. Su abuelo paterno, el querido “Manolo” y su abuela “Delia” le pusieron por primera vez una raqueta en la mano a los 7 años y después de sus primeras clases en la escuela del club 9 de julio, comenzó a perfeccionarse con su padre Daniel, quien era un gran tenista a nivel provincial en esa época.
A los 8 años logro su primer torneo provincial en la categoría Preinfantiles (menores de 10 años). A los 12 fue campeona nacional y entre los 13 y 16 años figuró siempre entre las mejores jugadoras del Ranking Sudamericano de Menores.
A los 16 años, la Asociación Argentina de Tenis la envió a jugar los mejores torneos juniors del mundo, lo que le permitió ubicarse en poco tiempo en el 9º puesto del ranking mundial de juveniles. Con esa misma edad se convirtió en la mejor tenista argentina, privilegio que compartió con Guillermo Vilas de 1977 a 1982 y José Luis Clerc de 1982 a 1984.
En 1978 apareció en el puesto 68° de la WTA y un año después ascendería a la posición 32° de la misma clasificación. En 1979 alcanzó los cuartos de final en Roma, donde cayó ante la norteamericana Chris Evert Lloyd, líder del circuito en ese entonces, en un recordado partido de tres set.
En Roland Garros llegó a octavos de final con un triunfo sobre la novena preclasificada, la yugoslava Mima Jausuvec y perdiendo nuevamente en tres set contra Chris Evert. En primera vuelta de Wimblendon tuvo un destacado triunfo sobre la inglesa Sue Barkerm 12º clasificada del torneo, que había sido 3º del mundo en el ‘77.
Los periodistas de aquella época, destacaban que Madruga, entrenada por su padre, manejaba con destreza todos los golpes y poseía una gran inteligencia para plantear los partidos. Al mismo tiempo, insistían en que debía desarrollar más su juego ofensivo, ya que muchas veces dependía del error rival. Sin embargo, con los años fue sumándole profundidad y potencia a su juego, lo que le permitió mejorar sus actuaciones en canchas rápidas, ya que siempre se destacó especialmente jugando sobre polvo de ladrillo.
De una técnica y estilo “clásico” para el tenis argentino de aquella época, influenciada por Guillermo Vilas, Ivana jugaba desde el fondo de la cancha y le pegaba con mucho “top spin” a la pelota, tanto de “drive” como de revés. “Casi todas las jugadoras juegan plano y con slice solamente. Yo no tengo una potencia grande, una velocidad de pelota rápida, entonces lo que trato de hacer es complicarlas con mis efectos”, expresaba.
En 1980 llegó la mejor producción de Ivana; con 19 años accedió a las semifinales en Hilton Head cayendo con la N° 1 del mundo en esa temporada, la estadounidense Tracy Austin en tres peleados set. Alcanzó los cuartos de final en Roland Garros obteniendo un gran triunfo en octavos de final sobre la cuarta favorita del torneo, la británica Virginia Wade por 6/0 – 6/7 – 6/2 y cayó ante la checa Hana Madlikova por 6/2 y 6/3. También logró los cuartos de final en el US Open, donde fue derrotada por el prodigio local y revelación del tenis femenino en ese año: Andrea Jaeger.
A su vez, alcanzó la primera final en un torneo oficial de la WTA sobre el cemento de Salt Lake City, en EE UU. cayendo por 6/1 y 6/3 ante la rumana Virginia Ruzici. Ese mismo año logró su mejor posición en el ranking de la WTA al llegar al puesto 14°. “La idea de este año era meterme entre las 15 primeras del mundo y lo logré. Ahora tengo que pensar en estar, entre las 10 mejores y sé que puedo hacerlo”, analizaba sobre el cierrre de temporada. Ese mismo año le fue otorgado el diploma al mérito de la Fundación Konex.
En 1981 no tuvo el rendimiento de años anteriores pero se destacó la meritoria final alcanzada en el gran torneo de Berlín, en la que cayó ante la checa Regina Marsikova (7ª favorita) 6-2 y 6-1. Ivanna había llegado al partido decisivo sin ceder un set en sus cinco encuentros previos.
En 1983, luego de casarse, volvieron los buenos resultados en su carrera, quien viviría esa temporada su último gran año en el circuito, finalizando en la posición 18 del ránking, habiendo alcanzado el 17º lugar el 26 de Septiembre de 1983. Ese año enfrentó a Martina Navratilova en la segunda ronda de Hilton Head, alcanzó los octavos de final en Roland Garros y los cuartos de final del torneo de Indianápolis y el US Open. En este último certamen, dio la sorpresa en la segunda ronda al derrotar a la favorita local, Kathy Rinaldi (12ª) por 6-4 y 6-3.
“Me casé y vino un periodo lógico de placidez. Luego comencé a extrañar la competencia, a darme cuenta de que la necesitaba. Entonces dispuse volver y reencontré el gusto por jugar. Pero mucho más serena, más pensante, más segura. De inmediato encontré la decisión, la mentalidad ganadora que me faltaba antes”, explicaba sobre su regreso exitoso al tour.
En 1983, el Círculo de Periodistas Deportivos le otorgó el Olimpia de Plata, fue seleccionada de una terna compuesta por Roberto Arguello y Horacio de la Peña. En 1980 había compartido la terna con Guillermo Vilas y José Luis Clerc cuando éste último lo gano por segunda vez.
Además de ser la mejor singlista argentina durante más de un lustro, Ivanna Madruga fue una gran jugadora de dobles, especialidad en la que, junto a la argentina Adriana Villagrán, alcanzó la final de Roland Garros en 1980, cayendo en el partido decisivo ante las estadounidenses Kathy Jordan y Anne Smith. Ese mismo año, también junto a Villagrán, habían llegado hasta la final del Abierto de Italia. En 1982, Ivanna consiguió su único título en el circuito WTA al coronarse en el dobles de Indianápolis junto a la francesa Catherine Tanvier.
Como jugadora argentina, representando al país desde 1978 hasta 1984 en la Copa Federación, cuenta con un record de 7 partidos ganados y 6 perdidos en singles, y de 3-4 en dobles. Su mejor performance en la competencia la alcanzó en 1983, cuando, compartiendo el equipo nacional junto con Emilse Raponi y Liliana Giussani, alcanzaron los cuartos de final tras derrotar 3 a 0 a Hungría. Ivanna logró un muy buen triunfo sobre Andrea Temesvari 6-4 y 7-5, antes de caer ante Checoslovaquia, a la postre campeón del certamen disputado ese año en Suiza, sobre polvo de ladrillo.
A mediados de 1984, disputando precisamente una serie de Copa Federación en Brasil ante la australiana Elizabeth Smylie, sufrió una lesión en el brazo derecho que la forzó a dejar de jugar el resto de la temporada.
En 1985, aun afectada por la lesión y con deseos de ser madre, Ivanna manifestaba: “El tenis me cansó, estoy saturada, aunque no puedo decir que me retiré definitivamente. Creo que la vida tiene diferentes etapas y en la mía llegó el momento de realizarme en otros campos que no son exclusivamente el deportivo”.
En los años 90’ ya retirada de las competencias armó en la ciudad de Córdoba su centro de entrenamiento el “Ivana Madruga Tenis Camp”, hasta que nuevamente se radicó en forma definitiva en la ciudad que la vio crecer, para dar clases en 9 de julio, el club donde se formó como jugadora.
Ivana fue la primera en llevar el deporte riotercerense al plano internacional y no solo la ciudad aún la sigue recordando y agradeciendo. En marzo del 2013 fue nombrada junto a Gabriela Sabatini y Betina Fulco, socia honorífica de todos los Lawn Tennis del mundo.
FUENTE: Libro NUESTRO GEN DOMINANTE, de Marcelo Calderón.