El triple olímpico del básquet
El básquetbol nunca ha sido un deporte más para Río Tercero, desde el mismo momento en que su Asociación fue creada casi tres años antes (1948) que la Liga Regional de Fútbol, por ejemplo.
Para dimensionar su relevancia histórica, basta citar que ninguna otra disciplina logró aportar tres representantes olímpicos como ocurrió con José Luis “Mono” Ceballos, Marcelo Milanesio y Pablo Prigioni.
Por orden cronológico y cantidad de participaciones, el repaso arranca por el primero de los mencionados, quien estuvo presente en los Juegos Paralímpicos de Seúl 88, Barcelona 92 y Atlanta 96.
Antes de encontrar en el básquet adaptado una vía para seguir vinculado de manera activa al deporte, el “Mono” fue rugbier y yendo a ver un partido a Córdoba sufrió un accidente automovilístico que lo dejó paralítico cuando tenía 17 años.
Aunque nació en Córdoba, se crio en Río Tercero, finalizó los estudios secundarios en la ex ENET y luego de realizar trabajos de rehabilitación en Cuba y Buenos Aires, se radicó en Rosario, donde comenzó su carrera como deportista adaptado, además de estudiar abogacía. En esa ciudad, donde tiene una placa en honor a su trayectoria sobre la avenida Pellegrini, falleció en agosto de 2022, a los 60 años, por una complicación renal.
Javier Lunari, quien supo desempeñarse como director de Deportes y concejal, fue una de las personas con las que mantuvo un estrecho vínculo en Río Tercero, desde jóvenes jugando juntos al rugby hasta el proceso de recuperación. Él lo recuerda como un gran base, con notable dominio de la silla a pesar del alto grado de su lesión, que lo había dejado sin sensibilidad desde la zona abdominal.
También repasa que lo acompañaba en numerosas gestiones para conseguir ayuda económica en épocas de nulo apoyo estatal. En ese marco, rescata como anécdota cuando “lo encaró” al por entonces gobernador José Manuel De La Sota, tras un acto en el club Atlético Río Tercero, solicitándole ayuda para viajar a Seúl.
La posta del básquet fue tomada en Atlanta 96 por otro base, Marcelo Gustavo Milanesio, quien si bien nació en Hernando, se formó basquetbolísticamente en clubes riotercerenses como Atlético, 9 de Julio y Fábrica Militar, antes de llegar a ser el máximo ídolo del multicampeón, Atenas de Córdoba.
Dentro de su larga y exitosa trayectoria, ése fue su máximo logro con la Selección Argentina, en tiempos donde clasificarse para la elitista competencia olímpica era poco frecuente, de hecho, llevaba 44 años sin hacerlo.
“Competir ahí fue la experiencia más grande que tuve porque es donde te juntas con los mejores atletas del mundo, recuerdo la adrenalina que se vive en una villa olímpica, acompañando a otros equipos, son momentos únicos e inolvidables y era lo más grande que se podía aspirar en esa época, porque no se si había un jugador de Europa en la NBA”, relató el excapitán del seleccionado nacional.
Sobre el desarrollo del certamen, recordó especialmente la posibilidad de jugar contra el Dream Team (Estados Unidos), con un gran primer tiempo a pesar de la derrota final (68-96). “Le hicimos un buen partido, como también creo que lo fue el torneo, le ganamos a Lituania, de Sabonis y Marciulionis (65-61), después tuvimos un partido malo contra China (77-87), que de ganarlo habríamos estado a la altura de lo que nos merecíamos”, agregó.
Marcelo participó de los siete partidos, promediando casi 10 puntos y solo fue superado en ese ítem y en minutos jugados por Juan Espil, además, como era habitual, resultó el máximo asistidor del equipo en aquel torneo donde culminó noveno.
Finalmente, llegó otro base de raíces riotercerenses para representar al país en un Juego Olímpico y fue Pablo Prigioni, quien lograría hacerlo por duplicado.
Su primera oportunidad le llegó en Beijing 2008 integrando un equipo que defendía la corono obtenida cuatro años antes en Atenas y dio señales de seguir perteneciendo a la elite, con otra medalla, aunque en este caso la de bronce, venciendo a Lituania 87-75 con Prigioni como autor de seis puntos. “Monito” fue el base titular en los ocho juegos, acumulando la mayor cantidad de minutos en cancha entre todos los jugadores del plantel y promediando algo más de siete puntos.
Ya en Londres 2012 y como jugador de New York Knicks en la NBA, se quedó a las puertas del podio tras perder la presea de bronce ante Rusia 77-81, con tres puntos en su cuenta personal. Por algunos inconvenientes físicos, se perdió dos de los ocho partidos que disputó la selección en esa competencia.
Podrían haber sido tres sus participaciones olímpicas pero con 38 años decidió autoexcluirse del torneo de Río de Janeiro, que fue una despedida para buena parte de aquella «Generación Dorada”.
«Sintiéndolo muchísimo, he tomado la decisión de no estar disponible para una posible convocatoria a la selección de cara Río 2016. Me siento triste, pero a la vez muy agradecido de haber podido jugar tantos torneos y partidos con la camiseta de la Selección Argentina»», escribió Prigioni en su cuenta de la red social Twitter.